Argumentación y
Demostración:
Una Relación Compleja, Productiva, e Inevitable
en
Las Matemáticas y en la Educación
Matemática
Paolo Boero
Dipartimento di Matematica
Università di Genova
Italia
Reconozco la importancia de la contribución de N.
Balacheff a la cuestión discutida en la entrega
anterior de la Gacetilla
sobre la Prueba, especialmente en lo que concierne a la
discusión de las varias concepciones sobre la
argumentación y sus complejos vínculos con la
prueba en matemáticas.
Me gustaría comenzar con algunos comentarios
puntuales que se refieren a la coherencia entre la primera y
la segunda parte de la contribución de Balacheff;
desearía llamar la atención a dos asuntos en
particular.
Balacheff dice: "la argumentación
es espontánea en las prácticas comunes." Este
enunciado tiene que referirse a un tipo específico de
argumentación. Experiencias en clases italianas cuyos
alumnos pertenecen a estratos de bajo nivel socio-cultural
muestran que si bien algunas argumentaciones del tipo de
Perelman se desarrollan espontáneamente en los
niños, el desarrollo de argumentaciones del tipo de
Toulmin o de Ducrot requieren una fuerte mediación de
parte del docente.
Balacheff habla de "la libertad que uno
puede ejercer, como persona, en el juego argumentativo." Una
vez más me parece que este comentario no es apropiado
si uno se refiere a argumentaciones del tipo de Toulmin (y
aún del tipo de Ducrot).
Pasemos ahora a la cuestión principal en la
segunda parte de la contribución de Balacheff
(páginas 3 y 4): el rol de la argumentación en
el aprendizaje de la demostración en
matemáticas, particularmente el hecho de que la
argumentación pueda ser un obstáculo
epistemológico al aprendizaje de la
demostración.
Aquí debo decir que nuestra
perspectiva difiere significativamente de la que Balacheff
nos ha presentado ("nuestra perspectiva" indica
aquélla del grupo de investigación que dirijo
en Génova). Esta diferencia puede ayudar a entender
por qué prefiero no entrar en el discurso sobre la
argumentación tal como Balacheff lo propone, sino
concentrarme en otros aspectos. La diferencia entre ambas
perspectivas consiste fundamentalmente en el hecho de que,
desde la nuestra la distinción entre probar (proving)
como proceso y prueba (proof) como productoes un factor
principal en la discusión acerca del rol de la
argumentación en las actividades matemáticas
que conciernen teoremas. Más aún, la
naturaleza de esas actividades tambien se considera de
manera diferente.
Según nuestra perspectiva, la
aproximación a la demostración pertenece a una
forma más general de aprendizaje (apprenticeship)
cultural y cognitivo -- tal aprendizaje es el
correspondiente al ingreso a la cultura de teoremas y
teorías matemáticas. Aquí aludo a la
definición de teorema provista por Bartolini et al.
(1997) como "enunciado," "prueba," y "teoría de
referencia."
En ése marco teórico,
ingresar a la cultura de los teoremas significa desarrollar
competencias específicas inherentes a la
producción de teoremas y a la prueba de las
conjeturas producidas mediante tomar en cuenta elementos del
saber teórico. Se necesitan análisis
epistemológicos y cognitivos para elegir elementos
peculiares esenciales para la producción y prueba de
conjeturas y la gestión de teorías que los
estudiantes encontrarán en su aprendizaje
(apprenticeship). De esta manera, el ingreso a la cultura de
los teoremas será accesible y significativa (desde el
punto de vista matemático) para la mayoría de
los estudiantes. Por ejemplo, el importante papel de la
exploración dinámica de la situación
problemática para producir y probar conjeturas debe
tomarse en cuenta; esto puede ayudar a seleccionar
"áreas de experiencia" y tareas donde tales
exploraciones dinámicas sean "naturales" para los
estudiantes (cf. Boero et al, 1996; veéase tambien
Simon, 1996). Además de ello, el fenómeno de
una continuidad posible entre la producción de una
conjetura y la construcción de su prueba
(véase "Cognitive Unity of Theorems": Garuti et al,
1996, 1998)
debe ser considerada, con el propósito de poder
seleccionar situaciones problemáticas apropiadas
donde esta continuidad funcione suavemente. Otra
cuestión crucial tiene que ver con el hecho de que
los teoremas (es decir, los enunciados, pruebas, y
teorías) pertenecen a la cultura científica
(en el sentido de Vygotsky, "Thought and Language",
Capítulo VI). Una mediación apropiada por
parte del docente es necesaria para todos aquellos aspectos
en los cuales hay una ruptura significativa con la cultura
de todos los días: la forma de los enunciados, la
estructura textual de las pruebas matemáticas, la
naturaleza de los razonamientos permitidos, la
organización peculiar de las teorías
matemáticas, etc.
Dentro del marco teórico esbozado más
arriba, cuando se trata del rol de la argumentación
en las actividades matemáticas que conciernen
teoremas debemos considerar varios aspectos de esas
actividades. Voy a describir a aquellos aspectos como fases
en las actividades de producción de teoremas y
construcción de pruebas matemáticas (aunque
ellas no pueden separarse y ordenarse sucesivamente cuando
se trata del trabajo de los
matemáticos&emdash;véase más
abajo):
I) producción de una conjetura
(incluyendo: exploración de la situación
problemática, identificación de
"regularidades," identificación de condiciones
bajo las cuales tales regularidades ocurren,
identificación de argumentos para la plausibilidad
de la conjetura producida , etc.). Esta fase pertenece a
la esfera privada del trabajo de los matemáticos.
Podríamos agregar que la apropiación de un
enunciado dado comparte características
importantes con esta fase (exploración de la
situación problemática subyacente en el
enunciado, identificación de argumentos para su
plausibilidad, etc.);
II) formulación del enunciado de acuerdo con
convenciones culturales compartidas (esta fase suele
conducir a un texto publicable);
III) exploración del contenido (y los
límites de validez) de la conjetura; elaboraciones
heurísticas, semánticas (y aún
formales) acerca de las relaciones entre hipótesis
y tesis; identificación de argumentos apropiados
para la validación, relacionados con la
teoría de referencia, y ponderación de
relaciones posibles entre ellos (esta fase suele
pertenecer a la esfera privada del trabajo de los
matemáticos);
IV) selección y encadenamiento de argumentos
teóricos coherentes en una cadena deductiva,
frecuentemente bajo la guía de la analogía
o en casos específicos y apropiados, etc. (Esta
fase es frecuentemente resumida cuando los
matemáticos presentan sus trabajos a colegas de
una manera informal&emdash;y aún en presentaciones
públicas como por ejemplo seminarios; véase
Thurston, 1994.).
V) organización de la cadena de argumentos en
la forma de una prueba que es aceptable desde el punto de
vista de los estándares matemáticos
vigentes. Esta fase conduce a la producción de un
texto para publicación. Podemos observar que los
estándares matemáticos para esta fase no
son absolutos&emdash;ellos claramente difieren si
comparamos un artículo publicado hoy en día
con uno del siglo dieciocho, o un capítulo de un
libro de texto para la escuela secundaria con uno para el
nivel universitario.
VI) aproximación a la prueba formal. Esta fase
puede faltar en los teoremas de los matemáticos
(aunque la mayoría de ellos son conscientes del
hecho de que una prueba formal puede ser producida y
algunos de ellos pueden a veces lograrlo). A veces esta
fase concierne solamente algunas partes de la prueba
(donde el tratamiento formal es sencillo o donde detalles
o errores sutiles deben ser identificados). Sin embargo,
Thurston (1994) afirma que es prácticamente
imposible (y sin sentido para el matemático
profesional) producir una prueba formal completa para la
mayoría de los teoremas matemáticos.
Thurston indica: Deberíamos reconocer que esas
pruebas humanamente comprensibles y humanamente
controlables que nosotros (los matemáticos)
efectivamente producimos son lo que es más
importante para nosotros, y que ellas son diferentes de
las pruebas formales. Al presente, las pruebas formales
están fuera de alcance y son en su mayoría
irrelevantes: Tenemos buenos procesos humanos para
controlar la validez matemática.
Podríamos notar que esas seis fases están
frecuentemente interconectadas de manera no lineal en el
trabajo de los matemáticos. Por ejemplo, en la quinta
fase una falla puede ser descubierta en el encadenamiento de
los argumentos, y esto puede requerir una nueva
exploración de la situación
problemática y un refuerzo de las hipótesis
(primera fase) que conduce a un nuevo enunciado (segunda
fase).
Me gustaría tambien enfatizar la
importancia de la distinción (que surge de la
descripción precedente de las seis "fases") entre el
enunciado de un teorema como producto y la conjetura como
proceso, y entre la demostración como producto y la
prueba matemática como proceso.
Volvamos ahora a la argumentación. Para poder
tratar con la argumentación en las actividades
matemáticas, especialmente en la conjetura y la
prueba, pienso que sería útil elaborar un
marco teórico específico para la
argumentación. Por cierto, tanto la concepción
de Toulmin como la de Ducrot deberían ser tomadas en
cuenta, pero ninguna de ellas parece satisfacer el
propósito de analizar las peculiaridades de la
argumentación en las actividades matemáticas:
el problema del conocimiento de referencia no es relevante
en la concepción de Ducrot, mientras que Toulmin no
considera en profundidad la estructura
lingüística de la sucesión de argumentos.
En las actividades matemáticas, tanto el conocimiento
de referencia como la estructura de la sucesión de
argumentos son relevantes.
El Webster Dictionary señala el
camino hacia una posible definición de argumentación al
decir que ella es "el acto de formar razones, hacer inducciones, derivar
conclusiones, y aplicarlas al caso que se discute" y "escritura
o habla que argumenta." Podríamos notar que esta distinción
entre argumentación como proceso y argumentación como
producto puede ayudar a relacionar por un lado a la argumentación
como proceso con la prueba en matemáticas (proving), y por otro
lado a la argumentación como producto con la demostración
matemática (proof; véase más adelante). El Webster
Dictionary define "argumento" como "una razón o razones
ofrecidas en apoyo o en contra de una proposición, opinión,
o medida." Esta definición podría extenderse para
abarcar un discurso sobre el conocimiento de referencia al argumentar
(y probar).Douek (1998, 1999)
usa esas definiciones para analizar aspectos argumentativos de la prueba
en matemáticas. Teniendo en cuenta los análisis de
Douek, podríamos considerar roles múltipes de la argumentación
en las actividades matemáticas que conciernen teoremas.
En las dos primeras fases, la
argumentación tiene que ver con análisis
internos (y al final públicos) de la situación
problemática, con cuestionamientos de la validez y el
significado de la regularidad descubierta, con refinamientos
de hipótesis, con discusiones de posibles
formulaciones. En la tercera fase, la argumentación
juega tres roles importantes: producir (o resumir de la
primera fase -- " Cognitive Unity of Theorems", Garuti et
al, 1996, 1998)
argumentos para la validación, discutir su
aceptabilidad de acuerdo con requerimientos sobre su
naturaleza (por ejemplo, aunque algunos argumentos
empíricos pueden ser relevantes en la primera fase y
aún en la aproximación a la validación,
aquéllos deben excluirse a partir de esta fase), y
encontrar posibles vínculos que lleven de uno al
otro. Podría agregar que la naturaleza de la tercera
fase en su totalidad es argumentativa, y la cuarta fase
también es en gran parte argumentativa (especialmente
en lo que tiene que ver con el control de la cadena de
argumentos). En la quinta fase, la argumentación
puede tener una función cuando se compara un texto
siendo producido con los estándares vigentes de
"rigor," organización textual, etc.
El análisis precedente puede ser útil al
tratar con el problema del aprendizaje de la
demostración en la escuela. Según nuestra
opinión, dos problemas principales deben
atacarse:
la naturaleza de los argumentos
tomados bajo consideración por los estudiantes
como argumentos confiables para la validación.
Los estudiantes pueden usar argumentos empíricos
(mediciones, etc.), evidencia visual, referencias
corporales, etc. la mayoría de esos argumentos son
útiles y aún necesarios en las primera,
tercera, y (con una función específica
diferente) cuarta fases de la actividad con los teoremas,
pero deben ser rechazados a partir de la cuarta fase. Sin
embargo, en las cuatro últimas fases los
estudiantes también deberían referirse
necesariamente a argumentos "teóricos" que
pertenezcan a la teoría de referencia (estos
argumentos se vuelven exclusivos en la quinta fase);
la naturaleza de los razonamientos
producidos por los estudiantes. Frecuentemente ellos
encuentran analogías, ejemplos, etc. que les son
suficientes para estar seguros de la validez de un
enunciado. Si bien aquellos son muy útiles y
perfectamente aceptables en algunas de las actividades
con los teoremas (particularmente en la primera y en la
tercera fases y, con una función diferente en la
cuarta fase), ellos no son ya aceptables en la quinta
fase.
De modo que cuando se trata de actividades con teoremas,
podríamos decir que hay una diferencia importante
entre los matemáticos profesionales y los
estudiantes: los matemáticos son capaces de jugar no
solamente el libre juego de la argumentación
(especialmente en las fases I y III) sino también el
juego de la argumentación bajo las crecientes
restricciones de las reglas estrictas inherentes a la
aceptabilidad de los productos terminados (especialmente en
las fases II y V). En contraste, los estudiantes encuentran
serias dificultades al aprender las reglas de este
último juego y pasar de un juego al otro (pero
debemos reconocer que ellos también encuentran
dificultades al argumentar libremente en
matemáticas!).
Me parece que ambos problemas deben ser
considerados y atacados desde un punto de vista
educativo.
La naturaleza de los argumentos (empíricos o
teóricos) a los que los estudiantes se refieren no
depende solamente de la cultura de teoremas desarrollada en
la clase, sino también se apoya fuertemente en la
naturaleza de la tarea. Por su propia naturaleza, algunas
tareas inducen a los estudiantes a producir y/o explotar
argumentos empíricos (mediciones, evidencia visual,
etc.). Por ejemplo, las tareas de geometría plana que
se proponen frecuentemente a los estudiantes permiten la
oportunidad de recurrir espontáneamente a la
medición y evidencia visual, mientras que tareas
apropiadas en la geometría del espacio podrían
impedir tales recursos.
De esas tareas los estudiantes pueden
aprender (bajo la guía del docente) a explotar
argumentos que pertenezcan a un conjunto de enunciados
confiables (un "gérmen de teoría") sobre el
espacio. Un ejemplo se presenta en Bartolini Bussi (1996):
la situación problemática concierne una mesa
rectangular con una bola pequeña puesta en el centro;
los estudiantes tienen que dibujar la bola en un dibujo en
perspectiva de la mesa y validar su construcción
haciendo referencia a una "tabla de invariantes" de la
representación plana de situaciones espaciales. Otro
ejemplo se presenta en Boero et al. (1996): en este caso los
estudiantes tienen que determinar si (y bajo qué
condiciones) dos postes no paralelos producen sombras
paralelas en el suelo y validar sus soluciones mediante
referencias a las propiedades geométricas de las
sombras causadas por el sol (en particular, la propiedad por
la cual postes verticales paralelos producen sombras
paralelas en el suelo).
En lo que tiene que ver con la naturaleza
del razonamiento, el rol del docente se vuelve aquí
aún más importante. Mediante hacer referencia
a "modelos" apropiados (o "voces," de acuerdo con Boero et
al., 1997), el docente debería progresivamente
enfatizar tipos específicos de razonamientos.
Aquí nuevamente la elección de la tarea puede
ayudar: en los dos ejemplos aludidos arriba, el razonamiento
usando ejemplos, la consideración de casos
específicos, etc., claramente se demuestran
insuficientes para los estudiantes, y los razonamientos
organizados deductivamente se demuestran poderosos. En esas
situaciones, la tarea del docente deviene aquella de ayudar
a los estudiantes a organizar el único razonamiento
efectivo posible de acuerdo con las prescripciones y modos
definidos en la comunidad matemática.
¿Reacciones?,
¿Observaciones?
Reacciones y observaciones a la contribución de
Paolo Boero
seran publicadas en la carta de Septiembre/Octubre 1999.
©
P. Boero 1999
Tradución
del original en inglès, Patricio
Herbst
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