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la logica de la practica en la enseñanza de la geometría: observaciones sobre la forma de prueba a dos columnas |
Una división larga. |
Así como el procedimiento de la
división larga cumple con el
propósito de encontrar un cociente y un
resto, la forma de prueba a dos columnas cumple con
la tarea de proveer una demostración. Pero
este tipo de pruebas no se ofrece en realidad a una
comunidad cuyo propósito es comprender o
validar una proposición (Balacheff, 1987, p.
147). Más bien, tal como la división
larga con todos sus productos parciales y
sustracciones, las pruebas a dos columnas se
ofrecen al docente, cuyo propósito no es ni
convencerse de la validez de la proposición
ni ser iluminado por las ideas presentes en la
prueba. El propósito del docente no es
siquiera regocijarse en la elegancia del argumento,
sino meramente controlar el grado según el
cual la sucesión esperada de pasos ha sido
cubierta para cada ejercicio de prueba. |
Dada la feliz circunstancia de que la retórica
norteamericana en educación matemática vuelve
a conceder importancia a la demostración (see
Kilpatrick, 1997; Wu, 1997; Ross, 1998; NCTM, 1998, pp.
80-85), parece apropiado considerar ciertos aspectos de las
nociones de prueba, prueba formal, prueba a dos columnas,
argumentación, etc. Mi objetivo no es solamente
indicar que la demostración en matemáticas no
se reduce al uso de la prueba a dos columnas. Esa
afirmación es casi un lugar común y, de hecho,
los NCTM Standards (1989) ya la sacaron a la luz cuando
recomendaron que se diera más atención a
"argumentos deductivos expresados oralmente y en
párrafos" (p. 126, Trad. P.H.) y que se diera menos
atención a las "pruebas a dos columnas" (p. 127). El
objetivo de este artículo es describir el papel que
formas tales como la de la prueba a dos columnas han jugado
en la práctica de la enseñanza de la
geometría, en particular dando forma a las
concepciones vigentes de geometría, razonamiento, y
demostración. Tal descripción puede
proporcionar elementos para una crítica a una
creencia que está al alcance de la mano y es, sin
embargo, objetable: La creencia de que el uso de la forma de
prueba a dos columnas en la clase de matemáticas
puede proveer a los estudiantes experiencias con el rigor y
el formalismo matemáticos que caracterizan parte de
la actividad de los matemáticos profesionales.
Por una parte, el mandato cultural de que
las matemáticas escolares deben tener como meta la
reproducción de las condiciones de producción
del conocimiento matemático implica que la escuela
debe proporcionar a los estudiantes oportunidades de
aprender a demostrar, de estudiar demostraciones
culturalmente relevantes, y de familiarizarse con el
significado de la demostración en la
construcción y la validación del conocimiento
matemático. Por otra parte, el aprendizaje de las
matemáticas es más probable que sea
significativo para los estudiantes si tiene lugar en en el
contexto de prácticas que se parezcan a
aquéllas de producción del conocimiento
matemático. Partiendo del hecho de que el rigor y el
formalismo sirven al matemático no solamente para
validar sino también para construir el conocimiento,
el rigor y el formalismo son ingredientes naturales de las
prácticas en las cuales los estudiantes pueden
construir las matemáticas significativamente. El
Borrador de los Standards 2000 afirma:
Debe enfatizarse que la exploración, la conjetura, la representación, y la demostración son aspectos del pensamiento matemático estrechamente conexos entre sí. "Razonamiento" y "Demostración" no deberían considerarse como separables del resto de la actividad matemática. (NCTM, 1998, p. 85, Trad. PH)
Considerando las acostumbradas simplificaciones de la
retórica educativa, parece importante notar que un
mayor énfasis en argumentación y
demostración es efectivamente consistente con el
proyecto de proporcionar a los estudiantes oportunidades de
participar en prácticas matemáticas más
productivas que restrictivas. Pero ese mayor énfasis
recomendado no equivale a recomendar que se enseñe
explícitamente la forma de prueba a dos columnas (ni
ninguna otra "forma" de prueba) ni tampoco proporciona
garantías de que el uso de la forma de prueba a dos
columnas proporcionará experiencias con el rigor y el
formalismo matemáticos.
Como un primer paso hacia desarrollar un
argumento más general acerca de las relaciones entre
demostración, formalismo, y argumentación, la
versión completa de este artículo (Herbst,
1999) expone algunas conjeturas relacionadas con las
circunstancias históricas que dieron forma al uso de
las pruebas a dos columnas en la historia de la
enseñanza de las matemáticas en Estados
Unidos. El papel de las pruebas a dos columnas en las
prácticas de enseñanza y aprendizaje de las
matemáticas ha evolucionado en estrecha
interacción con otros objetos del discurso,
notablemente demostración, geometría, y
razonamiento. Las características especiales de esas
interacciones dan cuenta (al menos parcialmente) de la
supervivencia de la forma de prueba a dos columnas y de las
posibles asociaciones con el rigor y el formalismo que
aquí se intentan deconstruir.
Los primeros capítulos de una
historia de la demostración en la escuela secundaria
estadounidense se encuentran en el estudio de la
geometría. La versión completa de este
artículo traza los cambios en la noción de (lo
que se entendía por) estudiar geometría y
utiliza esos cambios como testigos de los cambios en las
concepciones de demostración, razonamiento, y
geometría propiamente dicha. Las razones de la
supervivencia de la forma de prueba a dos columnas deben
buscarse no en las circunstancias de su origen puntual
(quién la inventó y cuándo) sino en las
características intrínsecas de las
prácticas a las que vino a servir y de las
prácticas que su presencia hizo posible. Las
siguientes afirmaciones se apoyan en la búsqueda
histórica documentada en la versión completa
del artículo.
Con base en episodios de escritura de demostraciones
observados en clases ordinarias de escuela secundaria, he
observado (en Herbst, 1998, pp. 239, 271) que la forma de
prueba a dos columnas funciona en concierto con una clara
división del trabajo discursivo entre el docente y el
alumno. Esa forma de prueba proporciona a los docentes un
criterio implícito según el cual ellos pueden
decidir qué puede decirse (y por lo tanto deja sin
cuestionar el control sobre operadores epistémicos
como saber, necesitar, poder decir, etc.). La forma de
prueba a dos columnas hace responsable a los alumnos de
producir una lista de enunciados "categóricos" sobre
una figura dada, y a la vez reserva para el docente la
decisión de si la lista de enunciados producida
constituye un argumento válido.
Esas observaciones pueden aclarar
porqué la forma de prueba a dos columnas parece
adaptarse mejor a la lógica de la práctica de
la enseñanza de la geometría que otras formas
(menos reguladas) de argumentación. Desde el punto de
vista del docente, esta forma de prueba es una herramienta
eficiente para asegurar y controlar la producción de
una prueba aceptable por parte del alumno. Desde el punto de
vista del alumno, esta forma de prueba no hace a éste
responsable de la construcción o de la
explicación de los objetos de conocimiento
geométrico ni tampoco de la manufactura del
argumento. En lugar de ello, esta forma de prueba requiere
del alumno la producción de observaciones
empíricas acerca de la figura en cuestión.
La forma de prueba a dos columnas
también limita qué puede ser demostrado, en el
sentido de que apoya una concepción particular de la
geometría. Las pruebas a dos columnas funcionan mejor
dentro de una geometría concebida como el estudio de
figuras que ya han sido construidas y que son siempre
construibles. El estudio de la geometría concebida de
esa manera es un estudio descriptivo gobernado por una
lógica general que enfatiza las conexiones
lógicas entre propiedades asumidas como hechos.
Más claramente, la geometría euclidiana es sin
duda aquéllo, pero necesariamente mucho más
que aquéllo. Las prácticas que se desenvuelven
alrededor de la forma de prueba a dos columnas parecen
desestimar una concepción complementaria de la
geometría que fuera central en los Elementos de
Euclides y en las ideas de la geometría griega
(Caveing, 1990): La geometría es también el
estudio de las condiciones que determinan que una figura sea
construible. En el estudio de la geometría concebido
de esta última manera, las conexiones lógicas
entre enunciados son ponderadas en relación a la
fuerza sustantiva de cada conexión: Lo que hace que
una afirmación sea valiosa no es solamente el hecho
de que una prueba existe sino también el hecho de que
sin una prueba es imposible saber si la afirmación es
verdadera (dada la distancia entre la hipótesis y la
conclusión). Considerando que la práctica de
las pruebas a dos columnas necesita de una figura dada y de
enunciados que afirmen lo dado y lo que se debe probar, la
concepción de geometría como el estudio de las
condiciones necesarias y suficientes es descuidada (y por lo
tanto uno puede entender porqué los estudiantes
proceden mediante ensayo y error en problemas de
construcción luego de haber probado un enunciado que
implica un procedimiento racional de construcción --
véase Schoenfeld, 1988).
La forma de prueba a dos columnas limita
también la concepción de demostración y
el sentido de la actividad de demostrar en
matemáticas. Mediante aislar la fuente de los
enunciados formulados de los argumentos que se producen a
propósito de esos enunciados, esta forma de prueba
insiste en el rol de la prueba como un método de
certificación, separado de la búsqueda del
conocimiento o de la construcción racional de los
objetos del conocimiento matemático. Al producir esa
distancia entre el enunciado y su prueba y a la vez permitir
el control pormenorizado de los enunciados que conforman la
prueba, la forma de prueba a dos columnas detiene la
dialéctica entre formulación y
validación descrita por Lakatos (1976; véase
también Balacheff, 1991) y la tensión
subyacente entre el interés por saber y la validez de
lo que se sabe.
Como consecuencia de los comentarios
precedentes, se puede afirmar también que las
prácticas asociadas a la forma de prueba a dos
columnas eluden las características
epistemológicas del razonamiento matemático.
Aquellas prácticas reducen el razonamiento
matemático a una actividad que involucra la
psicología de los agentes del razonamiento y el
lenguaje "natural" con el que éstos se relacionan con
el universo matemático "dado." El razonamiento
matemático se convierte así en nada más
que razonamiento lógico (en general) aplicado a
objetos matemáticos cuyas condiciones de existencia
se asumen sin cuestionarse. Por supuesto, el razonamiento
matemático ciertamente involucra razonamiento
lógico, pero lo que presenta problemas es la
exclusión de un aspecto epistemológico
específico, propio de los objetos matemáticos
con los cuales se razona y acerca de los cuales se razona.
Al identificar la precedencia lógica de las "razones"
con la precedencia temporal de ellas en el texto que se
estudia, el razonamiento matemático se convierte en
más una actividad de describir un universo
matemático "dado" que en una actividad de construir
(o matematizar) un universo matemático "posible."
Ciertas consecuencias de este argumento se pueden anticipar
a propósito del valor de las matemáticas en la
educación en general y de la naturaleza de la
transferencia (de las matemáticas que se estudian a
otras situaciones de interés; véase Judd,
1928; Skovsmose, 1992; Vygotsky, 1934/1986, pp. 146-209): El
razonamiento matemático se vuelve apropiado para
razonar acerca de objetos que son puramente
matemáticos o que han sido matematizados en otra
parte (por ejemplo los objetos de las ciencias duras), pero
se percibe como poco apto para razonar acerca de otros
objetos (como aquellos de las ciencias blandas o los de la
vida cotidiana) más alla de las apariencias. Mediante
la identificación del razonamiento matemático
con el razonamiento lógico acerca de objetos que son
de entrada matemáticos, la forma de prueba a dos
columnas colabora en detener la dialéctica
científica entre empiricismo y racionalismo necesaria
para la construcción de objetos matemáticos de
discurso (véase Skovsmose, 1992, p. 6).
La versión completa de este artículo
(Herbst,
1999) ha presentado algunas conjeturas relacionadas con
las circunstancias históricas que permitieron a la
forma de prueba a dos columnas emerger y perdurar durante la
primera mitad de este siglo en los Estados Unidos. La forma
de prueba a dos columnas en sí misma no
permaneció inmutable, sino que se ajustó a las
características cambiantes de la lógica de la
práctica a la que vino a serivir. Asumiendo que esas
conjeturas históricas son plausibles, he elaborado la
afirmación de que la interacción entre esas
variadas formas de la prueba a dos columnas y las
condiciones cambiantes del estudio de la geometría
han contribuido significativamente en dar forma a una
concepción de la geometría escolar como el
estudio descriptivo de las figuras, una concepción de
la demostración como sólo un método de
certificación del saber, y una concepción del
razonamiento matemático como solamente razonamiento
lógico aplicado a objetos matemáticos
"dados."
Estos efectos plausibles, y no la forma
fisica de las pruebas a dos columnas son lo realmente
interesante: Como puede observarse, los libros de texto
vigentes muchas veces inducen a los estudiantes a escribir
pruebas usando otras formas además de la de dos
columnas (por ejemplo, pruebas en párrafos o en
diagramas de flujo; véase Rubinstein et al., 1995, p.
396) pero lo que se ha dicho acerca de la forma de prueba a
dos columnas podría igualmente decirse acerca de la
enseñanza explícita de formas alternativas de
prueba.
Desde el punto de vista de quien lee una
prueba a dos columnas, el producto final parece ser un
argumento que prueba la proposición enunciada. Un
examen más detenido muestra que su producción
puede no tener más sentido que la producción
de los protocolos usados por abogados o notarios, y por
cierto la división del trabajo que produce la prueba
no se parece a la división del trabajo entre un grupo
de matemáticos produciendo un argumento
matemático. Las pruebas a dos columnas pueden
llamarse pruebas formales, pero su formalismo tiene poco que
ver con el rigor y el formalismo productivos que ayudan a
los matemáticos a aumentar el conocimiento humano de
las matemáticas (Thurston, 1995). Formas de prueba
como la forma de prueba a dos columnas juegan un rol
importante en la lógica de la práctica de la
enseñanza de la geometría, pero no
necesariamente proporcionan a los alumnos experiencias con
el rigor y el formalismo matemáticos.
La contribución de Patricio Herbst sera
publicada en la carta de Marzo/Abril 1999.
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