Articulación y
estructuración de las concepciones
en la clase de matemáticas:
Argumentos y conocimiento público
Patricio Herbst
The University of Michigan
Si consideramos a la clase de matemáticas como un
sistema de conocimientos públicos,
¿cuáles son los usos posibles de la
argumentación en la articulación y la
estructuración de los conocimientos dentro de este
sistema? La expresión conocimiento público se
usa aquí para indicar dos distinciones
simultáneas. Las matemáticas de la clase en
tanto conocimiento público se distinguen de (1) las
matemáticas designadas para ser transmitidas y
adquiridas (el saber oficial), y (2) las matemáticas
conocidas o aprendidas por los individuos que actúan
de alumnos o maestros (el conocimiento personal de ellos).
Estas distinciones no intentan desestimar el saber oficial
ni el conocimiento personal, sino sirven para identificar un
desafío: El desafío de investigar en detalle
que está envuelto en conocer matemáticas y en
regular este conocimiento en el ámbito de la
clase.
Se necesita encontrar maneras de referirse
a la relación entre la argumentación y los
conocimientos matemáticos dentro de la complejidad de
la clase de matemáticas. Tradicionalmente, los
problemas que conciernen a la prueba en la clase de
matemáticas se han estudiado en términos de la
estructura lógica del discurso matemático o de
la convicción personal de los participantes. La
noción de conocimiento público llama la
atención a las matemáticas emergentes del
funcionamiento de la clase y busca desarrollar una manera de
hablar sobre la prueba relacionada con el trabajo colectivo
de construcción de los conocimientos
matemáticos.
Ejemplos recientes de investigacion en la
clase de matemáticas (Yackel & Cobb, 1996; Ball
& Bass, en prensa) nos estimulan a pensar la clase de
matemáticas como un lugar donde una forma especial de
conocimiento matemático existe y funciona. El ejemplo
de los "números de Sean" estudiado por Deborah Ball
(números que son múltiplos impares de
dos&emdash;como 6 o 10) ilustra que tal caracter especial no
se refiere solamente a la existencia de una forma particular
de hacer matemáticas, sino que incluye además
objetos de estudio emergentes en tal quehacer (Ball, 1993).
Observaciones como aquélla apoyan la hipótesis
de que la clase de matemáticas es un locus cognitivo:
Una especie de ecosistema que produce sus propios objetos de
conocimiento y, uno puede suponer, sus propios
códigos comunicativos, formas de
argumentación, teorías, y dispositivos de
registro y de memoria. Las matemáticas de la clase
son tanto fomentadas como circumscriptas por la
cognición de los individuos implicados y por la
estructura del saber a ser enseñado, pero considerar
a la clase de matemáticas como un locus cognitivo
implica resistir la reducción de ésta a
cualquiera de aquellos factores. El estudio de tal sistema
de conocimientos públicos podría ayudarnos a
entender de una manera más sistemática
qué matemática podría hacerse y
conocerse en la escuela. Si bien el conocimiento de como los
individuos desarrollan ideas matemáticas
específicas o de como pueden organizarse el
conocimiento a ser aprendido proveen motivación y
apoyo para sugerir cambios en las matemáticas
escolares, éstos no son suficientes para estimar los
costos de esos cambios o para mostrar que tales cambios son
posibles. Necesitamos saber más sobre la
lógica que subyace en las prácticas cognitivas
de las matemáticas escolares para poder determinar
las condiciones de posibilidad de aquellos cambios.
Las perspectivas usuales en la
investigación sobre la prueba en la enseñanza
de la matemática se corresponden con las formas de
concebir a la clase de matemáticas esbozadas en el
parrafo anterior: La clase como reproducción
deficitaria del saber oficial o la clase como agregado de
los conocimientos personales. Así, investigadores
interesados en el desarrollo individual de la noción
de prueba han definido a la prueba como aquellas estrategias
mediante las cuales los alumnos se convencen a sí
mismos o persuaden a otros de la validez de sus afirmaciones
matemáticas (véase por ejemplo Harel y Sowder,
1998). En contraste, investigadores interesados en
determinar en qué medida las demostraciones que hacen
los matemáticos pueden influir en las
prácticas de la clase han considerado a la prueba
como las formas genéricas de validar y explicar lo
verdadero en matemáticas (véase por ejemplo
Fawcett, 1938; Hanna, 1995). Esas perspectivas pueden ser
útiles para estudiar el desarrollo de la
noción de prueba en individuos o para controlar
cuanto se ajusta lo que se llama prueba en la clase de
matemáticas a lo que se llama prueba en
matemáticas. Sin embargo, la concepción de la
clase como un sistema de conocimiento público sugiere
que se evite una reducción de la prueba al
convencimiento o a la lógica. En su lugar, la
conceptualizacion de la clase como un sistema de
conocimientos públicos recomienda considerar otros
problemas que parecen críticos para una
investigación de la prueba en la clase. Esos
problemas conciernen los roles posibles de la
argumentación en la constitución,
articulación, y estructuración del
conocimiento público.
Los problemas relacionados con la
constitución, articulación, y
estructuración del conocimiento público
incluyen, al menos, tensiones entre el conocimiento como
producto (como riqueza pública) y la
producción del conocimiento (como trabajo
público), ambos a nivel global (de acumulación
y crecimiento) y a nivel local (de creación e
intercambio). A nivel global uno puede pensar en una
tensión entre la estructura del saber (en tanto
producto) y la estructuración de los conocimientos
(como parte de su producción). El comentario
siguiente sobre las prácticas matemáticas y su
historia pretende sustentar la proposición de que hay
una conexión íntima entre una noción
sustantiva de la argumentación y la prueba
(sustantiva por oposición a formal, es decir ligada
al conocimiento en juego), basada en las prácticas de
construcción de los conocimientos, y los problemas
globales y locales del conocimiento público
presentados arriba.
Las metáforas económicas de
creación e intercambio aplicadas a los conocimientos
emergentes en las prácticas matemáticas de la
clase sirven para pensar en la articulación entre la
definición de objetos y la validación de
teoremas (enunciados hipotéticos) sobre esos objetos.
Existe siempre una tensión entre el interés
por afirmar una conclusión y la posibilidad de
establecer tal afirmación en continuidad con lo que
se sabe: Esta tensión relaciona la conclusión
(en tanto establecimiento de un hecho categórico) y
la proposición (en tanto enunciado de un hecho
hipotético). De momento que uno puede reforzar
más o menos las condiciones del enunciado (es decir,
agregar hipótesis), la existencia de una prueba se
puede volver más probable, dando así
garantías lógicas para afirmar la
conclusión. Pero claramente, aquellas condiciones
pueden llegar a ser tan fuertes o la prueba puede devenir
tan trivial que el enunciado hipotético puede
volverse irrelevante o su estatuto de teorema puede perderse
(al punto de volverse innecesaria su enunciación).
Los matemáticos no solamente se interesan en proveer
la prueba más impecable posible de que una
conclusión está sustentada, ellos tambien
buscan las condiciones mínimas que permiten la
existencia de una prueba aceptable&emdash;y naturalmente,
esto aumenta la expectativa en la creatividad necesaria para
demostrar que una prueba existe. El trabajo de la prueba en
este aspecto local de producción del conocimiento
matemático no puede reducirse a la forma
lógica del argumento pues incluye la sustancia del
conocimiento implicado además de un sistema de
valores relativos a ese conocimiento. El trabajo de la
prueba en este aspecto local de producción del
conocimiento matemático tampoco puede reducirse al
conocimiento personal de los participantes pues incluye un
proceso explícito de sintesis de posiciones
epistemológicas que normalmente coexisten
implícitas en una persona.
Las metáforas económicas de
acumulación y crecimiento aplicadas a los
conocimientos emergentes de las prácticas
matemáticas de la clase sirven para pensar en la
estructuración de teorías matemáticas,
memorias, discursos, o textos (en general, aquellas
arquitecturas intelectuales que integran un conjunto de
objectos y proposiciones comprobadas, y sugieren problemas
para ser trabajados). Existe siempre una tension entre la
capacidad de las teorías para albergar (en tanto
consecuencias lógicas) una gran cantidad de
resultados dentro de una estructura coherente (el aspecto de
acumulación) y la capacidad de las teorías de
permitir que problemas importantes sean formulables y
solubles (el aspecto de crecimiento). Esta tensión
afecta los estándares a los cuales se somete una
prueba. Si una teoría va a permitir a la comunidad de
investigadores entrever que se puede hacer, la teoría
tiene que dar lugar a ideas que no estén totalmente
formalizadas, tiene que concentrar el rigor donde hace falta
pero evitar atar de manos a la intuición.
Recíprocamente, si una teoría va a dar cuenta
coherentemente de lo que una comunidad sabe, necesita
herramientas para evitar la circularidad de las
explicaciones o la ambiguedad de la información. El
trabajo de la prueba en este aspecto global de
producción del conocimiento matemático no
puede reducirse a la construcción de una arquitectura
lógica pues incluye no solo la existencia de una
arquitectura lógica sino tambien la existencia de
razones sustantivas y prospectivas para la existencia de
aquella arquitectura. El trabajo de la prueba en este
aspecto global de la producción de conocimientos
matemáticos tampoco puede reducirse al intercambio
mutuo de conocimiento personal de los participantes pues las
teorías incluyen la reconstrucción de pasados
ficticios pero comunes y permiten el planeamiento de futuros
comunes.
La búsqueda de una nocion de la
prueba basada en las prácticas de la clase podria
beneficiarse de considerar cuestiones relativas a la
articulacion y la estructuración de las
matemáticas de la clase análogas a las que he
ilustrado con respecto a las prácticas de los
matemáticos. Esta propuesta intenta atacar el
problema de la prueba en la clase dandolo vuelta. En lugar
de abstraer una noción genérica de la prueba
en las matemáticas o de inventariar las maneras en
las cuales los participantes de la clase se convencen
individualmente, las metáforas de producción
económica permiten considerar a la prueba desde la
perspectiva del conocimiento público. La
definición que propongo incluye y extiende la
propuesta por Balacheff (1987, p. 147):
Una prueba es una explicación de la
verdad de una proposición aceptada por una
comunidad dada en un momento de tiempo dado. La
decisión de aceptarla puede ser el objeto de un
debate cuyo objetivo principal es el de determinar un
sistema de validación común para los
participantes.
A tono con aquella definición, sugiero entonces
que la prueba puede concebirse como el sistema de
herramientas prospectivas y retrospectivas con las cuales se
ejerce el control público de la producción de
conocimientos en el seno de practicas cognitivas
específicas (a las que, siguiendo a Balacheff, en
prensa, llamamos concepciones). Lo que cuenta como prueba
depende por lo tanto de aquello que se esta haciendo y
conociendo (o de lo que se va a hacer o conocer) en varios
niveles de actividad cognitiva (problemas, proposiciones,
modelos, teorías).
Mediante interesarse en los objetos de
conocimiento publico que se manejan en la clase uno se da
cuenta que para reconocer qué afirmación ha
sido hecha se necesita comprender cuales son las formas
normativas de representación y enunciación que
son específicas de esos objetos. El reconocimiento de
las condiciones bajo las cuales se hace una
afirmación y de la validez de su "prueba" dependen de
las concepciones puestas en juego y de aquellas mantenidas
aparte. Lo que cuenta como una afirmación o como una
prueba en las matemáticas de la clase no puede
comprenderse solamente en términos de una
lógica o de un lenguaje situados pero
genéricos. Una búsqueda mas fina por
comprender la prueba en las matemáticas de la clase
se beneficiaría de trabajar dentro de campos
conceptuales específicos en lugar de trabajar en
matemáticas en general.
Existe una relación importante
entre lo que posiblemente cuente como "prueba" y la manera
segun la cual se articulan las concepciones. No es probable
que las varias concepciones relacionadas con una nocion en
matemáticas esten disponibles en cualquier momento
(aun si los estudiantes las han usado en el pasado). Esto
parece servir al proposito de permitir que cierto trabajo
pueda hacerse a la vez que circunscribir el inventario de
argumentos y contraejemplos que puedan ofrecerse. Cuales son
los argumentos mediante los cuales las varias concepciones
asociadas con una nocion matematica se integran en el
conocimiento público? Si varias concepciones se
reconcilian en una teoría unificada, como se
involucran mutuamente para "arguir" entre ellas? Que se
dicen, y como desarrollan un "argumento normal"? Si tal
reconciliacion no ocurre, de que maneras concepciones
paralelas y desconectadas mantienen sus propios sentidos de
"argumento normal"? Estas preguntas se formulan
metaforicamente pues una parte importante del trabajo que
resta hacerse incluye desarrollar teoría que permita
formularlas de manera mas precisa.
Nicolas Balacheff (inspirado en la teoría de los
campos conceptuales de Vergnaud y en la noción de
obstáculo epistemológico de Bachelard) ha dado
una caracterización de las concepciones que permite
describir el rol de los argumentos dentro de ciertos
ejemplos particulares. Las concepciones matemáticas
se definen como dominios coherentes de prácticas
cognitivas y se representan como una cuaterna de sistemas
interrelacionados, a saber:
P los problems que normalmente se pueden
resolver,
R los operadores que normalmente manejan esos
problemas,
L los sistemas de representación que
permiten expresar y atacar esos problemas, y
… las estructuras de control (incluyendo los tipos
de prueba) que permiten determinar si un problema ha sido
resuelto satisfactoriamente.
Vengo de sugerir que la cuestión de qué
puede contar o funcionar como prueba en la clase está
íntimamente relacionada con la articulación y
la estructuración de las concepciones puestas en
juego en la clase: Lo que cuenta como prueba y lo que
funciona como prueba dependen de lo que la clase conoce y
podría conocer. Si bien tal conceptualización
de la prueba podría permitir una visión de las
matemáticas escolares mas cercana a lo que hacen los
matemáticos, esta visión tambien
aumentaría el compromiso y el riesgo del docente. Tal
visión requeriría una actitud de permanente
búsqueda y cuestionamiento de maneras de hacer
avanzar los criterios según los cuales se aceptan los
argumentos. Cabe preguntarse, dentro de tal vision de la
prueba en las matemáticas escolares, ¿qué
herramientas tendría disponible el docente para poder
involucrar a los estudiantes en la producción de
pruebas a la vez que asegurar que los argumentos dados
estén dentro del rango de lo matemáticamente
aceptable?
El estudio de como se articulan y se
estructuran las concepciones provee una base para comprender
la racionalidad subyacente a los usos of falta de usos de la
prueba en la clase. Tal comprension puede permitir a la
educación matemática entender más
precisamente cuáles son los desafíos
específicos a los que se enfrentan los docentes
cuando tratan de hacer que las prácticas
matemáticas de la escuela se asemejen a aquellas de
los matemáticos profesionales. Mas aun, uno puede
estar en mejor posicion para trabajar hacia el desarrollo de
formas de apoyo técnico que permitan a los docentes
superar esos desafíos.
Referencias
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situations de validation [Processes of proof and
situations of validation]. Educational Studies in
Mathematics, 18, 147-176.
Ball D. L. (1993). With an eye on the mathematical
horizon: Dilemmas of teaching elementary school mathematics.
The Elementary School Journal, 93, 373-397
Ball D., Bass H. (in press). Making believe:
The collective construction of public mathematical knowledge
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Constructivism in education: Yearbook of the National
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Chicago Press.
Fawcett H. (1938). The nature of proof&emdash;The
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Yearbook. New York: Bureau of Publications of Teachers
College, Columbia University.
Hanna G. (1995). Challenges to the importance of
proof. For the Learning of Mathematics, 15(3), 42-49.
Harel G., Sowder L. (1998) Students' proof
schemes: Results from exploratory studies. In: A. Schonfeld,
J. Kaput J., and E. Dubinsky (eds.) Research in collegiate
mathematics education III. (Issues in Mathematics Education,
Volume 7, pp. 234-282). American Mathematical Society.
Yackel E., Cobb P. (1996). Sociomathematical
norms, argumentation, and autonomy in mathematics. Journal
for Research in Mathematics Education, 27, 458-477.
¿Reacciones?,
¿Observaciones?
Reacciones y observaciones a la contribución
de
Patricio Herbst
seran publicadas en la carta de Mayo/Junio 2000.
©
Patricio Herbst
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